Últimamente el tiempo se me pasa volando al mismo tiempo que muy lento… Las contradicciones invaden mis horas y el aburrimiento mezclado con una dosis de agobio me oprimen el pecho.
Sólo pienso en que tengo que estudiar y de tanto pensarlo al final me cuesta demasiado hacerlo. Intento dejar libre la mente de vez en cuando para relajarme, pero enseguida vuelven las dudas y las ecuaciones.
En unas semanas tendré el que debiera ser el último examen de la carrera, luego proyecto, título… Y no puedo evitar pensar, ¿y luego qué?
Parece que sólo vivimos en el luego, luego, ¡luego!… Se nos olvida el ahora.
– ¿Y qué piensas hacer cuando termines?
– ¿A dónde te quieres ir cuando consigas el título?
– ¿En qué quieres trabajar cuando seas ingeniera? (esta me hace gracia, ¡cómo si estuviese la cosa para elegir!)
– ¿Ya tienes un plan de futuro?
Y un largo etcétera…
Todo el mundo parece tener la necesidad de saber qué va a haber luego, y tú no puedes evitar sentirte un poco acorralado.
– ¿Luego? Para mí de momento luego no hay nada, pero ahora debo volver a las ecuaciones.